martes, 4 de mayo de 2010

Soy el novio de la muerte.


Lo único es que en el imperialismo, siempre te pueden regalar unos trajes de puta madre, o echar a la Bono-loto, o morir en el intento... supongo que yo que soy ludópata, lo prefiero.

Sinvergüenza de los fallos.....

!Maricón el último!



Y luego ¿donde esta la cena? porque queesque ya no se puede matar nada, que no este manufacturado... hombre si están las lechugas, pero sin vinagre, ni na....

¿es un tubo y no hay salida?

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